Obra selecciona en la 20a edición de los Premios de Arquitectura de las Comarcas de Gerona 2017
Publicada en la revista CON ARQUITECTURA, n. 65 enero 2018
La Armentera es un municipio situado a orillas del Fluviá y de las marismas del Empordá, a unos 6 Km de la costa, con un paisaje de campos de hileras de frutales. En el 2005 se aprovó su crecimiento con la urbanización de una zona agrícola al sur del pueblo consolidado, proyectada con calles rectas y parcelas rectangulares. La casa se emplaza en una parcela mínima de esta urbanización, haciendo frente a una calle y con los otros tres lados limitando con parcelas vecinas.
La proximidad a los vecinos presentes y futuros (separan los 3+3 metros mínimos que ordena el planeamiento), la dificultad para disfrutar de unas vistas lejanas al magnífico paisaje del Empordá, y la atención a la climatología (protección a tramuntana, aprovechamiento de la insolación y viento de levante), configuran la propuesta.
Las dimensiones del solar (18x24 metros) no permiten encajar el programa funcional deseado en una única planta sin renunciar a un espacio exterior que quiere ser prolongación de las zonas comunes: estudio, sala de estar, comedor y cocina. Así, la planta baja se dispone en forma de "L" alrededor de este exterior orientado a mediodía, dando la espalda a los vientos de norte y a la calle. La planta piso crece sobre el brazo longitudinal con unas fachadas aparentemente ciegas que evitan las miradas directas propias y ajenas desde los solares vecinos.
La construcción es el acabado. Las fachadas son una doble hoja cerámica, la interior portante y vista, y la exterior, anclada a la anterior y con un acabado revocado con mortero de cal sin pintar, que cierra con una mínima ventilación, la cámara y el aislamiento colocado sin interrupción. Las aberturas, con las carpinerías situadas en el plano del aislamiento térmico, se protegen con celosias fijas cerámicas o con porticones practicables de acero galvanizado y trenzado de caña de ratán, que permiten un control de la luz y la ventilación efectivo y agradable los meses de verano y primavera, evitando la necesidad de aire acondicionado. Las cubiertas incorporan una zona inclinada para cumplir con un requisito de la normativa urbanística. Las forjados son unidireccionales con vigas de hormigón y bovedillas cerámicas que se dejan vistos. También se dejan a la vista los trazados de la instalación de agua y calefacción a baja temperatura, producida por un sistema de aerotermia. Los suelos en planta baja son soleras de hormigón acabado fratasado en el interior, y con el árido visto en el exterior. En el jardín se construye una pequeña piscina con el margen levantado a la altura de un banco para sentarse y se confia la privacidad deseada del espacio exterior al crecimiento de la vegetación sobre las vallas.